Casi un llanto demente | Ángela Sayago

Cuatro paredes frías,
revoltosas llenas de hielo
hablan de pensamientos
congelados en este cerebro.

Es la nata montada
sobre la cima de mi estercolero
ataviado de ecos insensatos,
lleno de voces y agravios.

Son las notas de un bolero,
melodía en llamas
entre ruletas pasajeras y efímeras;
las cadenas de esta jaula
de cristales blancos
y almohadones vacíos llenos de lágrimas:
sin sal ni agua,
solo vidrios empañados
entre flores marchitas
tal que Ofelia, en mitad del lago.

Arabyhela