Nadie desveló la verdad de Lázaro.
Después de ser rescatado de la digestión eterna
de la muerte, su vida fue un infierno.
¿Qué sucedió a su vuelta...?
Nunca se adapto a la resurrección.
Cuerpo y espíritu no encajaron jamás,
su dislocación le persiguió hasta el fin de sus días.
Nadie contó con él,
no le pidieron permiso para retornarle.
Estuvo impregnado siempre con el olor cariado
de la muerte.
Poco a poco todos le fueron dando de lado.
Una vez que te impregnas con el aroma de la
gran certeza
la gente prefiere mantenerse a distancia.
En ningún momento desveló a su familia
el terrible secreto que callaba.
Aquel secreto le apartó para siempre de la
felicidad.
Todos los regresados se vuelven melancólicos y
discretos;
nunca serán los mismos.
También yo he vuelto
y me he visto rodeado de extraños.
Sí, al fin y al cabo,
seguimos siendo niños viajando en espiral
en un simpático carrusel:
a la grupa de un orondo cerdito de madera,
en un minúsculo coche de bomberos,
en un cisne hueco
o en avión de sube y baja.
Viajamos tranquilos porque de vez en cuando
reconocemos a nuestra madre entre la multitud.
La saludamos y ella nos manda un beso.
El viaje se alarga,
no aúlla la sirena,
los rostros paternales se van difuminando.
De pronto, no encontramos la cara risueña de
mamá
por más que la buscamos...,
sin embargo, la vimos en la última vuelta.
El coche de bomberos ya no es de nuestra talla
y es imposible descarcelarse solo.
De repente, somos devueltos al mundo,
y mamá ya no está.
Lloramos amargamente
y comprobamos con estupor
que el lugar no está en su sitio,
por más que retornemos:
el lugar
nunca
estará en su sitio...
Vagamos durante un tiempo con la esperanza
de encontrar lo que al fin se ha esfumado.
Conservamos los jirones de nuestros pobres
harapos infantiles.
Alguien ordena:
"Levantaté y anda".
¿Quién se niega ante tal determinación?
Vuelvo a ser Lázaro,
resucitado cada mañana,
y me cruzo con otros que, como yo,
también fuimos empujados hasta aquí.
Con instinto canino,
nos olemos el trasero para reconocernos.
Todos somos regresados, menos aquellos
inocentes
que aún buscan esperanzados, mientras giran,
el rostro maternal del milagro.
(De 'Viaje espiral', Sial Ediciones SL, Madrid 2012)
(El viernes 14 de febrero de 2014, Luis Farnox participará, junto a otros poetas, en la presentación de la antología poética 'Amores Infieles. En el salón de las voces vírgenes', coordinada por Antonino Nieto, del Grupo editorial Sial-Pigmalión, en el Ateneo de Madrid).
Añadir nuevo comentario