Una vez la hendidura
y las eyecciones,
un susurro
un tremolar
en la derrota,
la institución del verdugo
y
la voluntad
disipada
que apenas puede
con la gravedad,
una vez
el silencio radical
de las cosas
en los pronombres
que, leves,
no llegan
al suelo.
En esta versión,
la nada
es un nudo
de seda.
Jorge Alegret
(Bariloche, Argentina)
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