Poemas del Amor Último (I)

Poemas del Amor Último (I)

Entre septiembre de 2003 y abril de 2004, escribí 21 poemas de amor y desamor que he agrupado para su publicación bajo el título de 'Poemas del Amor Último'. Estoy preparando la edición del libro. Os avisaré cuando esté en la calle. Mientras tanto lo iré colgando aquí en tres entregas. Espero vuestros comentarios. A continuación sigue la primera entrega.

I

REGRESAN los recuerdos de las cosas olvidadas
amenazando mi corazón y mi boca
que manifiestan claros deseos de alaridos
pero mi cerebro confuso los reprime.

La soledad me va llenando de tristeza
y juego a entretenerme con poemas nocturnos
mientras espero un nuevo amargo día
que abrasará mi cuerpo hasta horadarme.

La luna recopila su espacio de luces
troceando el cielo cual afilado cuchillo
como me desgarra la entraña el abandono
cuando tu mirada y tus manos me apartan.

El sonido silencioso de la madrugada
repite tu nombre contra las paredes
y chillan en mi alma las rojas heridas
del amor que se ha ido con tu cuerpo.

Se avecina un otoño cargado de nostalgias
que cambiaran en hielos este invierno
y en espinas en la lejana y tibia primavera
mensajera del próximo verano náufrago sin ti.

II

Se me enredan insidiosas las desganas
en estos días raros que se van callados
sin apenas dejarme constancia de su huella.

Como si de un teatro absurdo se tratara
pasan personajes y retablos por mi vida sola
sin que sufra el deterioro del recuerdo.

Me conmueven tristezas antiguas regresadas
y mientras retrocedo en cada lado
miro hacia delante y sólo veo pasado.

No oigo los gritos que salen de mi boca
ni siento el placer de tus cálidas noches
solo en esta algarabía de silencios.

III

SOBRE el  deseo y las cicatrices apenas puedo hablar,
como contar lo íntimo, lo absolutamente personal.

Sólo recordar aquello que traspasa la razón
y me llena de congoja el corazón...

Y el viento, el viento girando en tu pelo oscuro.
Oscuro y largo...

Y el fuego, el fuego bailando en tus ojos pardos.
Pardos y profundos...

Y el agua, el agua rebosando en tu cuerpo claro.
Claro y cálido...

Y la tierra, la tierra atenazando mi vida gris.
Gris y sola...

IV

SE me  llena la razón de amores perdidos
y me nacen a destiempo mil preguntas
que sólo tú hubieras podido responder
y yo no sé.

Se me vacía el sueño con deseos encontrados
y me matan a intervalos mil locuras
que tú sólo hubieras podido comprender
y yo no sé.

Y yo no sé por qué aún estoy viviendo
ni sé por qué voy a vivir
ni sé por qué llegue a vivir
sin ti, desde ti, hasta ti.

V

MURMURAN tu nombre las hojas secas de mis caminos
y veo tu cuerpo en los albores de mis mañanas.

La sombra de mi deseo se esconde de madrugada
y ríen con tu voz los gatos por las esquinas.

Hasta el silencio se llena de tus ecos olvidados
y se refleja tu imagen en los espejos del agua.

El viento de la noche revuelve mis tristezas antiguas
y se pueblan mis sueños de mujeres con tu rostro.

Hembra de luz y cristal, perdida en el Norte,
¿que brújula podrá guiar ahora mi destino?

VI

SOLO  en el centro de este gentío confuso
Olvidado entre tantos recuerdos llorados
Confinado en el rincón del abandono nuevo
Observador envidioso de la alegría vuestra
Recluso penante del deseo infinito acabado
Renegado de los amores pasados perdidos
Oscuro futuro con mi soledad recobrada.

VII

¿SABES, mujer de cristal, lo que nos vamos a perder?
El sol clareando el mar en las playas de Grecia.
La luna de abril reflejando en el Sena callado.
La brisa del Caribe sobre la arena clara y suave.
El fuego del cielo en Castilla cuando muere la tarde.
El lento murmullo del Nilo camino de Assuán.
La dulce sonrisa del niño que pide un dinar.
La rugiente oleada del mar en Costa da Morte.
El aroma sabroso del ron en la Cuba profunda.
La evanescente mirada del cachorro del rey de la selva.
La amable palidez de las gentes alegres de China.
El sueño tranquilo de las noches de verano enredados.

¿Sabes, mujer de cristal, ya nada va a ser igual?
No veremos juntos el sol de medianoche en el frío del Norte.
No oiremos juntos el languido violín en el otoño triste.
No tocaremos juntos nuestros cuerpos ardientes de placer.
No oleremos juntos el olor embriagador de las selvas del Sur.
No gustaremos juntos las delicias del mar en el verano alegre.

¿Sabes, mujer de cristal, que aún te voy a querer?

Comentarios

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Fantastico este poema, transmite los sentimientos y la tristeza del momento.
Felicidades para Juanferpt.

Me gusta este poema, Juanfer, sobre todo la séptima. Es la nostalgia hecha palabra. Me recuerda un monólogo triste de Blade Runner.
Besos.

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