Está seco, sus ramas sin hojas,
su tronco sin ojos,
sus cables sin savia,
se mueve sin amor.
Está seco.
Nada le estremece,
por nada hasta blasfema.
La Bolsa y el Negocio
sólo le hacen vibrar.
Está seco.
Se mete en Ministerios,
administra guardillas,
rebaja los jornales,
que su vida es así.
Yo le he visto,
os advierto:
Enterrad a ese hombre cuanto antes.
Perdemos horas, tardes, noches...
Perdemos ocasiones de estarnos.
Perdemos ocasiones de tenernos.
Abrimos las cancelas a los luminosos momentos
y los azuzamos para que escapen.
La realidad nos rodea de oportunidades suficientes
para saciar el tedio
y las ahuyentamos por una llamada telefónica,
por un organizar absurdo,
por el trabajo, por el negocio.
No hay soledad perfecta,
eso es un fraude;
ser y no estar (es duro)
ser y no estar con la persona amada.
Porque hay que estar y ser junto a su cuerpo;
(poetas tristes dejaros de bobadas)
no decir: que la tarde y su presencia
en la ausencia
pasa a ser perfume de alborada...
Tan sólo la verdad es poesía.
La soledad, es una cabronada.
Comprendo que los poetas
que han nacido en un seno y ambiente burgués
tengan un cierto sentido de culpabilidad.
No es mi caso.
Yo nací en un seno de hambre y de pobreza
de chabola (aunque era una buhardilla).
Me crié en una chabola a ras de tejado,
no había luz eléctrica ni agua en mi buhardilla,
retrete sí,
con una cortina de sábana vieja pieceada
-exquisitamente decorativa.
Existe un hormiguero
que tiene cinco mil millones de hormigas.
Este hormiguero se llama Tierra
y sus hormigas se llaman personas.
Muchos de estos seres
no son hormigas,
-y lo que es peor
no son personas.
En el hormiguero,
la mitad de las hormigas trabajan
y comen mal,
para que la otra mitad no trabaje
y lo pase bien.