QUISE MIRAR Y me salieron ámpulas, abrir el párpado igual que otro abriría el cortinaje de su establecimiento, adentrarse en la fronda , dilapidar mi lecho de cenizas; pero las ámpulas habrían acribillado mi faz dórica, mi oscurecida risa de ventrílocuo, de orador que llega solo a miradores. Abierta me aguardaba, según creo, la prosa que no solicité, la