Fluorescentes de neón
se deshacen como cera ardiendo
—velas encendidas de
madrugada—.
El tiempo desordena la lluvia
y simulando un sueño
toda imagen se borra de las
pupilas,
todo deseo desaparece
y se incendia el aura Selene.
Una revelación secreta se oculta en las letras dispares,
perecederos instrumentos
de tinta electrónica.
Y la voz grave, siniestra,
de un tremebundo acordeonista
permanece invisible
en los desiertos de una vida.
Hoy, lunes 27 de enero de 2014, estaré leyendo en las II Lect(R)uras a mano armada de Bolo García en Cabaret Palace. ¡No te las pierdas!
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