Marfil y lunares | Ángela Sayago

Tus labios de espiral me reciben

como el pistilo de las flores

la lengua de las mariposas.

El polen exquisito del ósculo

embellecido por la sensación infame

de creer tenerte.

 

Tus pestañas fecundas me acarician

la garganta que grita en mis ojos,

que son embarcaderos vacíos

las veces que rezuma el dolor

y anega la visión, el roce tranquilo

de las pupilas enfrentadas.

 

Tus dedos de marfil me sostienen

en la latitud circunspecta de tu aura,

en la luz de tus esquinas redondas,

en la eternidad de tus palabras encantadas…

y satisfecha, ¡ay de mí!

Hay de tí, en mis uñas pintadas.

 

Arabyhela

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